Soy de las personas que piensa
que con los principios se nace, que los valores se adquieren a lo largo de los años, que nos los enseñan, y que la personalidad son los cimientos de nuestra
propia vida. También creo que la sinceridad es la base de las relaciones
humanas, porque vale más ofender a alguien con una verdad, que hacerle daño con
mil mentiras. Aunque muchas veces tengamos que callar sólo por no hacer daño a
quien nos rodea. Pienso que el amor no siempre es de verdad, que las promesas
se rompen, y no podemos hacer nada por evitarlo, que nunca hay que decir nunca,
pero tampoco para siempre, porque nunca sabemos lo que nos esperará mañana. Que
a veces las palabras tienen mala intención, pero de otras nosotros somos
quienes desconfiamos. Que la soledad no siempre es tan puta, y que muchas veces
quien va a nuestro lado en el camino no es la mejor compañía, porque como dicen,
a veces más vale sólo que mal acompañado. También que más vale amigo verdadero en mano, que
cientos de mierda volando. A lo largo de mi vida he aprendido que por los tuyos
hay que pegar puñetazos en el estómago, de esos que dejan sin respiración, pero
que a veces son los tuyos los que te los dan. Que la gente te traiciona, que
hay que superarlo, pero sólo lo hace quien no quiere estar a tu lado, que los
que quieran estarán, y hay que agradecérselo toda la vida. Que no es malo pedir
ayuda, y que siempre hay que ofrecerla. Que no es de débiles llorar, porque a
veces quien más fuerte aparenta ser es quien peor lo pasa. Que mucha gente se
irá de nuestro lado, no porque quieran, sino porque la vida se los lleva, que
hay que recordar que siempre estarán aquí, y que se fueron de nuestras vidas,
pero nunca de nuestro corazón. Que nosotros somos dueños de nuestra propia
vida, y que a quien no le guste no merece vivirla contigo. Que la gente juzga y
critica, pero normalmente sin conocerte, y que no importa, porque quien te
conoce está contigo, te apoya en tus decisiones, en tus aciertos y en tus
errores. Que no es mejor persona que tú el que más tiene ni el que más sabe,
porque a veces vale más un gran corazón
que un gran cerebro. Y por supuesto, más vale personalidad que físico. Que la
vida que decidamos llevar sólo es eso, una decisión más, y que tenemos que ser
felices con lo que ella nos da. Aprovechar cada día como si fuera el último, e
intentar sonreír cada día, por nosotros y por quien nos rodea, porque aunque no
lo veamos siempre habrá alguien que tenga menos motivos para hacerlo, pero aún
así lo hará e intentará que tú sonrías con él. Pero lo más importante que he
aprendido es que hay que hacer un esfuerzo, porque morir es fácil, lo que
cuesta es vivir.
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